Teresa filósofa, Jean-Baptiste de Boyer

7 may 2011 0 comentarios
Teresa filósofa

Traducción: Mauro Armiño
Colección: Planeta Maldito / PM-010
Editorial: Valdemar
ISBN: 84-7702-276-3
Págs: 176
Precio: 9,61EUR

Reseña: 

Publicada bajo el más riguroso anonimato debido a la escabrosidad del asunto y a las personas religiosas implicadas en un proceso que apasionó a Francia, Teresa filósofa, se basa en una historia ocurrida en Provenza, en 1731. Un padre jesuita, Jean-Baptiste Girard, famoso por su carrera de predicador y director espiritual, convirtió a una penitente que aspiraba a la santidad, Marie-Catherine Cadiere, en víctima de tejemanejes que llevaban a la muchacha a tener éxtasis y sentir estigmas. Cuando su estado de salud, tras flagelos, ayunos y sacrificios, hizo temer por su vida, Girard se deshizo de la señorita Cadière trasladándola a un convento, su nuevo guía espiritual no tardó en conocer la forma concreta en que el demonio visitaba a la inocente joven. La denuncia de los hechos no tardó en adquirir proporciones increíbles que, además de las descripciones muy pormenorizadas de los juegos eróticos a que se entregaba Girard con su penitente, se animó con el enfrentamiento entre la orden de los jesuitas y los jansenistas.


Atribuida a Diderot durante mucho tiempo, el siglo XX la adjudica con certeza al marqués Boyer d’Argens, que hace en Teresa filósofa un cuadro del erotismo de la Francia ilustrada, y se convierte en antecedente claro, por su mezcla de escenas eróticas y de reflexión, del marqués de Sade y su Filosofía en el tocador.





Crítica:

¡Atendedme, amantes de lo prohibido!

Vengo a hablaros de una nueva novelita de carácter erótico-festivo –para variar–: Teresa filósofa. Esta obra, publicada en 1748, fue escrita por Jean-Baptiste de Boyer, Marqués d’Argens. Como veis, yo solo os propongo aristocrática y exclusiva canela fina, que no es sino lo que merecéis. Este simpático señor –habitualmente denunciado por la Inquisición– continuó la tradición proveniente del Renacimiento de la novela erótica tratada desde el punto de vista femenino. Y es muy interesante, my beloved ones, si además sabemos que el autor se basa en uno de los mayores escándalos (una de mis palabras favoritas) de la época: al parecer, existió una mademoiselle llamada Marie-Catherine Cadière interesada en asuntos de misticismo religioso que acabó seducida, bajo engaño de falsas visiones y estigmas provocados, por su guía espiritual, el jesuita Jean-Baptiste Girard.

Semejante historión le sirve a Monsieur le Marquis para llevar a cabo, vía literaria, una de las pasiones favoritas de los nobles ilustrados: dar caña a la Iglesia. Un par de curillas libidinosos y seductores pasean por las páginas de este libro, crónica del currículum sexual de la Teresa del título a petición de su entregado conde. Descripciones de los primeros consoladores, frotamientos vaginales censurados por mamá, prácticas sexuales de toda índole entretejidas con reflexiones filosóficas acerca de la sociedad, la religión, la educación sexual de las mujeres, etcétera, etcétera, etcétera. O lo que es lo mismo, nuestro marqués escribe influido por la obra La filosofía en el tocador, de otro marqués: Sade, le fou divine.  

No puedo evitar mencionar a Madame Bois-Laurier, personaje secundario de la trama, y sus muy divertidas peripecias en las que pudo mantener intacto su virgo después de más de 300 encuentros con hombres. Su utilización de la expedición de gases gastrointestinales como método de burla a uno de sus clientes no tiene precio, y puede ser tenida en cuenta por las jóvenes damas que forman parte de este foro a la hora de deshacerse de un pretendiente molesto o incordiante.

¡Subid, cute folks, a la noria de los placeres! Este viaje alrededor de la vagina de Teresa lo encontraréis tan didáctico como ameno.

Un beso con polvo de estrellas para tod@s vosotr@s de los labios inferiores de

Madeline Astor



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